“LOS DOS PANES DE SHABAT”
“Su origen y tradiciones en Marruecos”
Por el Doctor José Edery Benchluch
Tras el shahrit (tefilot u oraciones de la mañana) de Shabat (sábado) en la sinagoga “Bet Saadia” de Málaga (denominada al parecer en cavod del melillense Saadiá Cohen), nos disponíamos en la sehudá sheniyá (segunda comida del Shabat) almorzar una sabrosa y tradicional dafina el grupo de “las habituales” parejas, con la asistencia del entonces rabino principal Rab. León Benguigui. Este en su pedagógica y educada norma participativa me ofreció que dijese la berajá (oración) del Hamosí (del pan, como se suele conocer generalmente, aunque signifique “extraído”) tras su berajá del Kidush (o “santificación”, bendición sobre el vino) o Kidushá Rabá. En la tradición familiar, y de mi pueblo de Larache, sujeté y abarqué con los diez dedos de ambas manos los dos elaborados y trenzados halot o panes, colocando uno encima del otro, y pronuncié la berajá de “…hamosí lehem min haaretz”.
Y cuando me disponía según la costumbre de mi tierra magrebí a desgajar con la mano uno de los panes en dos, y untarlo tres veces en la sal con la berajá conjunta de los asistentes de “A. melej, A. malaj, A. imloj, leholam vaed”, escuchamos una fuerte e impulsiva voz de uno de los presentes oriundo de Rusadir: ¡Noo!, ¡Así no se hace! de forma repetitiva. A lo que intervino el rabino y le corrigió educadamente: “Cada cual lo hace según su costumbre y tradiciones.” Posteriormente pregunté al buen y apreciado amigo mío que me interrumpió, si conocía el significado de los “dos panes del Shabat” y su halash o “porqué”, a lo que me contestó negativamente.
Esta pregunta la efectúe a muchos correligionarios con diverso nivel cultural: religiosos, tradicionalistas, practicantes, ortodoxos, liberales, etc, y sin distinción de sexos y edades. Y con la misma sorpresa que tuve con mi amigo, me llevé con la mayoría a los que pregunté y a los que dirijo estas personales explicaciones y comentarios. Y para ser estricto en el contenido, vamos a recurrir para comenzar en la línea de lo escrito en La Torá y en el Shulhan Aruj en relación a los “dos panes”. Y posteriormente pasemos a las costumbres, tradiciones, y/o escritos talmúdicos o rabínicos sin querer contravenir las halajot(reglas rabínicas suplementarias de la Torá), takanot (disposiciones rabínicas legislativas dentro de la halajá) o guezerot(prohibiciones rabínicas de determinadas actividades).
Para explicarnos el origen de los “Dos Panes del Shabat o Sábado” recordemos su gestación en el recuerdo del Maná o Man (mem, nun) y vamos a recurrir y leer en el Pentateuco o “Cinco Libros de la Torá”, su libro segundo Shemot o Éxodo y su libro cuarto Bamidbar o Números. En este tema del Maná, como en otros, suelo recurrir a los cinco volúmenes de “La Torá con Rashí” editados en México, o al “Humash Ha Mercaz” (o “Libro de la Torá”) del Centro Sefaradí de Jerusalén. Al cuarto libro de la Torá Bamidbar o Números, nuestros morés (maestros) y rabanim (rabinos) de Larache nos enseñaron a denominarle Humash Hapekudim o”Libro de los Censos”, pues de estos trataban los primeros capítulos. Y su nombre, según me explicó mi padre David zl, Maestro Nacional por Madrid y versado en griego (además de hablar otros seis idiomas como español, francés, inglés, árabe, hebreo y esperanto), se debía a una mala interpretación de la traducción de los “Setenta” al griego del vocablo Aritmoi o “Números”.
EL MANÁ o MAN
En el libro de Shemot o Éxodo en la perashá (una de las 54 partes en que dividimos la Torá para su lectura semanal a lo largo del año) Beshal laj (cap.16) leemos que El Eterno tras las quejas del pueblo hebreo por sus añoranzas de la carne que comían en Egipto, tras hartarles por la tarde de codornices, por la mañana y todas las mañanas les proporcionó (durante cuarenta años según los midrashim o exégesis de los textos bíblicos) el sustento diario en forma de un especial rocío que era el Maná. Podían recoger para la alimentación de un día, pues si guardaban para el siguiente día amanecía podrido y agusanado. Pero el viernes recogían la cantidad doble para dos días, para un descanso laboral del sábado. En el Talmud (código civil y religioso de discusiones y explicaciones rabínicas del Tanaj, en Babilonia y en Jerusalén entre los siglos III y V de la Era Común) en uno de sus Ordenes llamado Moed en su capítulo Yomá que trata de Festividades, los talmudistas escribieron que el Maná era como pequeños granos blancos; y con este “pan del cielo” debían molerlo, amasarlo y cocerlo afín de hacer con él tortas.
En el libro de Bamidbar o Números se repite la historia del Maná, de la protesta del pueblo por la carne (repetición que he observado no es habitual en los textos bíblicos), en la perashá de Behaaltejá (“encendieres”) capitulo XI, donde leemos que después que los hebreos en el desierto protestasen con el recuerdo de las comidas que habían dejado en Egipto y “de balde” (pescado, pepinos, melones, puerros y cebollas, sic), El Eterno tras castigarles les otorgó El Maná o Man (mem y nun final). Que era como la semilla del cilandro con apariencia a la del cristal, y su sabor como la humedad del aceite, siendo enviado todas las noches y mañanas teniendo que ser recogido tras el rocío (tal) pero antes de calentar el Sol. Las pautas expresadas en el Talmud, en Yomá, de molerlo o machacarlo en el mortero, cocerlo en olla y hacer tortas, viene expresado en esta perashá de Behaalteja.
Las dos porciones de Maná (o Lehem Misné del Shabat o “Pan del Cielo” según los exégetas) que recogían, una para la cena del viernes y una para la comida del sábado, las simbolizamos con los dos panes que bendecimos en cada comida sabática: ”Y recogerán doble porción”. Sobre sabores, gustos, cualidades, etc, del Maná han surgido multitud de leyendas, mitos, fábulas, tradiciones, anécdotas y cuentos atribuidos a relatos talmúdicos o de rabinos famosos; o como encontramos en las obras del rabino Simón Moguilevsky. Lo único veraz en este tema, según mi criterio, es lo escrito en el Pentateuco o “Torá” del Tanaj bíblico. La primera de las cuatro oraciones del Birkat Hamazón o “Bendición de los alimentos” (conjunto de bendiciones prescritas y rezadas después de una comida con pan, basada en el Deuteronomio o Debarim : “y comerás y te saciarás y bendecirás al Eterno tu Dio…”) según la tradición fue compuesta por Moisés en agradecimiento por el Maná.
EL PAN DE HALÁ
Vamos a efectuar un inciso en este texto general en nuestra lectura, sobre la generalizada denominación de “Pan de Halá” que se suele dar al pan sabático. Existiendo a mi parecer la confusión de identificar la palabra o concepto de “Halá” con dicho pan exclusivamente; y por añadidura identificándole con el “pan trenzado”. La Halá (con het) es el pequeño trozo de masa que se aparta antes de hornear un pan en representación simbólica de la cantidad fija que se daba a los Cohaním del Templo. El mandato proviene de lo que figura en Bamidbar o Números: “De las primicias de vuestras masas apartareis una ofrenda al Eterno (15,21)”. Tras la elaboración de la masa de pan de más de 2,5 kilos y decir la berajá (oración) de B.A.A…lehafrish Halá, se aparta un trozo del tamaño de una azofaifa andaluza (más grandes que las magrebíes) o de un dátil normal no medjoul; y se quema añadiendo la berajá o bendición: Haré ze Halá (“Esto es la Halá”). Si pesa menos no se dice esta berajá, y ninguna bendición si pesa menos de 1,2 kgs. Es decir, que el Pan de Halá en mi opinión es todo pan fabricado o elaborado domésticamente según las normas religiosas judías, y no solo el de Shabat; y sin de forma y/o aspecto especial.
Recuerdo en el primer tercio del siglo XX, que en mi familia y conocidos, o vecinos de las ciudades de Larache y Alcazarquivir (durante el Protectorado de España en Marruecos), los panes que se amasaban diariamente por los judíos solían ser alargados “y sin trenzas”; pero el Pan del Shabat era redondo como una hogaza o como el khobsa moruno. Panes que los viernes al medio día se veían mayoritariamente sobre los tableros o planchas de madera que llevaban los al-terrah (porteadores indígenas) sobre sus cabezas al farran, tanur u horno público acompañando a las ollas o cazuelas de dafinas y orizas, bien selladas estas con masilla de harina. Para distinguirlos litúrgicamente de los de la semana, se solían embadurnar con yema de huevo, y adornar con anís matalauva y/o con ajonjolí. Y ninguno que recuerde tenía trenzas; lo que se puede comprobar observando fotografías o pinturas de la época de hornos públicos y del “transporte de panes” en las juderías.
Las trenzas del pan de halá comienzan a aparecer en los hogares judíos en el Magreb tras el desembarco de las tropas norteamericanas en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Su origen es del judaísmo asquenazí de la Europa Oriental y de Rusia, donde en épocas anteriores a la Shoá u Holocausto consideraban al pan hecho con huevo una comida de ricos, siendo mas especial si añadían miel o azúcar; por lo que sería digno del Shabat. Y recuerdo su aparición en Marruecos pocos años después de la creación del Estado de Israel en 1948 por la influencia/simbiosis en este país de la cocina asquenazí con la tradicional sefardita y/o magrebí. Los asquenazíes solían utilizar tres trenzas para confeccionar el pan de halá del shabatcuyo simbolismo con relación a los “Diez Mandamientos” representaban las palabras zajaror o “recordar”, shomaror o “guardar” y la tercera por bedibur ejad o “pronunciados como uno” (o unidad). Para otros las tres trenzas representan entrelazadas los seis días laborables de la semana. Y así varias interpretaciones. Cuando las adoptaron los sefarditas a partir de la creación del Estado de Israel su significado fue: la Creación del Holam (Mundo), el Éxodo de Mizrahi (Egipto) y la llegada próxima del Mashiaj (Mesías).
CINCO CUESTIONES / PREGUNTAS, o “HALASH OT”
1ª C y P: Cubrir/tapar los panes
2ª C y P: Partición de los panes; cual y como.
3ª C y P: Dar el pan en mano, tirarlo o colocarlo
4ª C y P: Actos de cortesía
5ª C y P: La Sal.
Primera C y P: Cubrir/tapar los panes: Una de las tradiciones que concernía a los dos panes del Shabat y en relación con la Halajá (Reglas y leyes judías extraídas de la Torá oral y escrita y de leyes rabínicas), tanto en nuestra familia como en muchas familias del norte y zona central y costera de Marruecos que pude constatar, consistía en cubrir o tapar las halot desde el momento que se ponía la mesa el viernes. Se cubrían con un mantelito especial para la ocasión, tanto por arriba como por debajo. Aunque algunos eruditos de mi ciudad natal larachense decían que era suficiente por encima ya que la mesa, el tablero o la zenía (bandeja) donde se posaba servía de cobertura inferior. Nos explicaban que esta doble cobertura era como recuerdo de las dos capas de rocío que envolvía al maná para protegerlo a la hora del mudem (amanecer) en que caía.
También nos explicaban que como el pan tiene preferencia con las bendiciones que se van efectuando, al decir la berajá o kidush del vino la cubríamos como para “ocultar” su existencia y presencia en ese momento. Ya que de lo contrario contraveníamos la regla de priorizar la bendición del pan. En las diferentes ramas de nuestra familia colocamos el pan en Shabat y festividades sobre una rectangular y artística tabla de cristal fabricada específicamente y personalizada con nombres en su taller Art Glass, de Londres (www.chuppahglassart.com) por la prestigiosa artista oriunda hispano- magrebí Eva Edery. En cuya composición artística de cristales policromáticos tipo murano, suele incorporar parte del vaso roto por los novios bajo la hupá (lo que cubre a los contrayentes durante la ceremonia matrimonial) en la boda.
Segunda C y P: Partición de los panes; cual y como. Esto era una cuestión que se planteaban nuestros rabanim(rabinos) en el “Magreb al Aksa dianna”. Era esencialmente: ¿Cual de los dos panes había que cortar? Y también consecuentemente de: ¿Como cortarlo; si con la mano o con un cuchillo?. Los jajamin (“sabios”) nos expresan varios comentarios en relación al acto de bendecir y cortar el pan sabático. Basándose en que la Torá dice “recojerán” y no dice nada sobre “el cortar”, es por lo que algunos escribieron que solamente había que partir uno solo de los dos panes aunque la berajáo bendición se debe efectuar sobre los dos juntos. Era tradición marroquí en nuestras familias que si era suficiente se partía un solo pan de los dos bendecidos y el otro se utilizaba en la comida. Reservándose una parte para el Birkat Hamazón ( bendición después de una comida) y dejando un trozo el viernes noche en la mesa (junto a la sal y el vino) al terminar la cena como una prolongación ininterrumpida del Shabat. Para la comida se utilizaba los demás panes o panecillos que se habían confeccionado, pues se solían amasar suficientes en el domicilio, a veces de diferentes tamaños en el domicilio, y luego hornear.
Tras el lavado de manos y su berajá de Netilat Yadaim, sin hablar ni intercambiar palabras ninguno de los comensales (se habla una vez que se ha probado el pan) el señor de la casa (aquí se suele plantear un acto de cortesía), con todos los comensales sentados, antes de decir la berajá del hamosí lejem min ahares levanta ambos panes horizontalmente uno sobre otro con todos los dedos de ambas manos, sin que las Halot estén envueltas en nada. Y dice la berajá(oración) en voz alta para todos. Generalmente el viernes se suele cortar el pan de abajo y el Shabat al medio día el de arriba; y hay quien tiene costumbre de cortar ambas halot.
Antes del lavado de manos y de la berajá del hamosí, es tradición en los oriundos magrebíes el decir tres berajot o “bendiciones”: una berajá por el fruto de la tierra (… Boré perí haadamá, “Bendito tu …Creador del fruto de la tierra”); una por el fruto del árbol ,(…Boré perí haets) que generalmente eran aceitunas (que además es y son prioritarias, según los elogios de la Torá, sobre los demás frutos del árbol) “verdes”, ya que las “negras” o pretas cahlas( habituales en la alimentación en el Magreb) no era hada o tradición utilizarlas en Shabat y fiestas. Y una tercera bendición por todo producto que no es de la tierra (…Shehakol nihyá bidbaró, “que todo creó con su palabra”) utilizándose generalmente el “pescado cosho” o “en sharmila” del viernes por la noche que es tradición cocinarlo de esta forma. Siguiendo el orden de comenzar por el haetz, luego haadamá y tercero elshehakol .
El dilema tradicional de si partir o bien cortar el pan, en nuestra tradición magrebí no existía en cuanto a cortar el pan con un cuchillo en la mayoría de las familias tradicionales de Marruecos. Ya que no se utilizaba un cuchillo para cortar la Halá tras la berajá del hamosí. Nos basábamos en el relato bíblico de que nuestro Patriarca Abraham cuando fue probado por El Dió (lo singularizamos para evitar una mala interpretación politeísta con un aparente plural con la “s”), no utilizó o puso el cuchillo sobre su hijo Isaac. Por lo que tradicionalmente el cuchillo lo ponemos encima de la mesa, al lado del salero, pero sin utilizarlo para cortar el pan. Lo que se suele hacer es partir el pan por la mitad con la mano: una mitad la utiliza el señor de la casa para, según la costumbre generalizada, untarlo en sal mientras va pronunciando el A. Melej… Y después de probarlo va despedazando la otra mitad y tras untarlo en el salero o salarlo se lo va entregando o “colocando” a cada comensal. Mi bisabuelo Rebí Mosé Benchluch “Baba Hbíb”, uno de los sadikim de Larache que lo comparte con Rebí Yusef Hagalili, solía hacer una pequeña incisión inicial en el pan antes de la berajá o bendición, lo que facilitaba en partirlo por la mitad con la mano. Costumbre que ha continuado en nuestras familias sin conocer el motivo u origen del corte.
Tercera C y P: Entregar el trozo de pan en mano, tirarlo o colocarlo, ya que una duda tradicional en nuestro país magrebí era Si el pan troceado ¿había que darle en mano, pasarlo o lanzarlo al comensal?. Y este proceder relacionadocon el reparto del pan tras la bendición responde al interrogante de cual de las tres maneras había que entregar el hamosí “extraído” del pan. En Marruecos, cuando todavía existían comunidades judías en todo el país hasta finales del siglo XX, al salir del cementerio tras un entierro había la costumbre de entregar “en mano” una hogaza de pan a los mendigos que en fila esperaban en la puerta del bet hahayim, al igual que se les entregaba a todos los asistentes “en mano” la rosca de pan tras la sheudá (comida)de una mishmará (aniversario defunción) en el domicilio o en la sinagoga. Lo que simbolizaba dicha entrega en mano directamente momentos de tristeza, como ocurría con las personas en duelo a las que se les da el pan en mano. Por lo que se contraponía no entregando en mano durante la berajá sabática del pan como símbolo de la alegría del día de shabat. Una costumbre de mi numerosa familia cuando vivían en Mekinez o Meknés ( “La Petite Jerusalem”, “Al Koub Sguera”) casi toda formada por jajamim, rebisim y algunos sadikim de Meknés, Salé y Larache (Bousidan, Berdugo, Messas, Encaoua, Benchluch) era salar tres veces el pedazo de cada cada persona, los ponían todos juntos en una bandeja y los iban cogiendo.
Cuarta C y P: Actos de Cortesía. Tradicionalmente siguiendo la Halajá se va repartiendo el pan según un ordenempezando por los varones, comenzando por los de mayor edad y descendiendo, y luego las mujeres en el mismo sentido, excepto las casadas que tienen prioridad sobre los jóvenes. Una excepción es el viernes por la noche con el cavod u honor que se le hace a la señora de la casa que es la primera en recibirlo y que ha permanecido sentada durante el kiduch u oración del vino (al igual que las casadas o viudas asistentes) “simbolizando a la Reina” y en alegoría al recibimiento sabático como un homenaje que se le hace por su esfuerzo en la preparación del Shabat; complementando el homenaje en el recitado o meldar del Eshet Hayil “Una mujer valiosa”. También he observado en muchas familias tradicionales que en todas las ocasiones la primera en recibirlo es la esposa.
Generalmente existe un acto de cortesía cuando se tiene invitados, amigos o familiares, en el que el dueño de la casa suele hacer el cavod de que uno de ellos diga el hamosí; lo que no solía ser tradición magrebí cuyo honor sí lo solían hacer con el kidush o bendición del vino. En todo caso, si había una personalidad o rabino se le pasaba el trozo de pan del hamosí el primero como honor. En el Shulhan Aruj de mi tocayo Yosef Caro y uno de mis libros de cabecera, en el apartado “Las berajot” o bendiciones que dice :< La recitación de la Berajá de Hamotzí solo es obligatoria para uno de los comensales, teniendo preferencia el amo de casa, aun si fuesen personas honorables como un Cohén o un Talmid Hajam (“discípulo de sabio”) que cumplen con su obligación “escuchando” y respondiendo todos Amén>.
Quinta C y P: La Sal en que se unta o con la que espolvoreamos el pan de Halá antes de pasarlo a los comensales, siendo tradicional el uso de la sal gorda no refinada, es para recordar que todos los pactos se ratificaban en nuestra historia con sal; y también para recordar las tzamarás o desaventuras de nuestra esclavitud en Egipto. Pero sobre todo simbólicamente, ya que la mesa de un hogar judío y en especial la de Shabat, debe ser como un reflejo a semejanza del Altar del Beit Hamikdash o Templo de Jerusalén.
La sal es un elemento que difícilmente caduca, excepto en presencia de humedades lo que suele atraer hongos. Este sentido imperecedero es por lo que es uno de los símbolos del pacto del Dió con el Pueblo de Israel. En todas las religiones de la antigüedad la sal ocupó un destacado lugar como beneficiosa o positiva; y en el Tanaj es mencionada en treinta y cinco lugares como elemento o figura positiva o negativa (recordemos a la mujer de Lot). Como por ejemplo leemos en las Crónicas en Reyes y en Samuel: “El Dió otorgó a David el Reino de Israel a el y a sus hijos como Pacto de Sal”.
Para concluir recordemos que los sacrificios ofrecidos en el Mizbeaj o Altar del Templo de Jerusalén eran previamente espolvoreados o cubiertos con sal gorda; y según nuestras tradiciones magrebíes sefarditas preferentemente del mar que suele ser pura y limpia. Por ello al considerar la mesa del Shabat como un mizbeaj ponemos la sal. Y el untar tres veces el pan en la sal tras el Hamosí nombrando en las tres al Dió tiene nuestra tradición y una explicación en gematría. El nombre del Eterno equivale a 26; y este número multiplicado por 3 (las tres veces que untamos) es 78 que es el valor numérico de la palabra hebrea melaj que significa “sal”.
Al Tebíb Harofé José Edery Benchluch Enero 2.021, Tevet 5.781
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